Hatikva shel Eretz Ysrael u'yedid nafsi ba'ahava
¡Shalom!
Guarda y recuerda, judÃo de corazón,
cuando levantaste la serpiente en el desierto
en la época de Moisés
y la Gloria de los tiempos antiguos
cuando tu talit y tus tefilin
se impregnaban de los átomos
de tus más elevados anhelos
por servir al Señor tu Dios,
Dios de Israel,
la Fuerza Cósmica del Universo,
que vibra en todo cuanto existe,
que da Unidad a la Creación,
pues Elohim Adonay es Uno, Adonay Ejad.
Escucha su música en lo más Ãntimo de tu corazón,
la llamada del Sofar que anuncia nuevos tiempos.
El antiguo rey David
se ha vuelto a levantar
y venció a Goliat
y empuña su cetro en el Reino del Cielo.
¡Acude a su llamada!
Para vivir el Tikkún
y levantar una torre tan alta que te lleve a la nueva Tierra Prometida
la Morada del Cielo
con su bóveda de estrellas
que reflejan la Luz de la Shejináh
en tu mente y en tu corazón.
Donde nunca se apaga la Esperanza
has de buscar.
Donde lo perecedero se transforma en lo imperecedero
has de buscar.
No mires más al barro que cubre tus pies.
¡Levanta tu mirada
y mira más allá del muro!
Pues ya llegó el momento de dejar de lamentarse.
Y escucha la doctrina que construye las alas del alma,
que renueva y hace latir la Toráh,
como un baño de agua limpia y fresca en la mañana,
que restablece el aliento
de la palabra que impregnó la Toráh
mucho antes de ser escrita.
Ya cayeron los muros del viejo templo
igual que la humanidad cae sucumbida al odio.
Pero si tu corazón sigue enamorado de Dios, si eres un enamorado del alma,
si tu cuerpo es vehÃculo de irradiación de la Fuerza Cósmica,
tendrás las puertas abiertas
para la Nueva Tierra que nunca perece
porque las bombas del odio ni la alcanzan ni la conocen.
Está oculta a los ojos de los humanos.
Sólo la Luz de la Shejináh ilumina su entrada
más allá del velo gris de este mundo
se levanta el Nuevo Templo
donde el Enamorado
recibe a su Novia
en un abrazo de Eterna Felicidad.
Cristina Sánchez RodrÃguez